La decisión de Nicolás Cabré y Rocío Pardo a cinco meses de anunciar su boda generó sorpresa y polémica en el ambiente. Lejos de la imagen romántica que mostraron en un principio, lo que más llamó la atención fue la posibilidad de que los invitados debieran pagar su propio cubierto para asistir a la celebración. En Córdoba nadie habló de otra cosa y la noticia circuló como un comentario incómodo entre colegas y allegados. “A veces pasa que los que se casan ponen un poco de plata para que el valor de la tarjeta baje y no sea tan alto para los invitados”, explicó un periodista local.
El casamiento se programó para el próximo 5 de diciembre en una de las estancias más exclusivas del Valle de Punilla, cerca de Villa Carlos Paz. La elección del lugar buscó combinar lujo con naturaleza, y el predio contó con un casco histórico colonial que se mantuvo intacto desde el siglo XIX. Según los datos que trascendieron, el salón preparado para la fiesta tuvo capacidad para 400 personas, pero solo 28 invitados pudieron acceder al hospedaje. Ese detalle reforzó la idea de que la boda se planificó para un círculo selecto, aunque no exento de polémica.
El valor del cubierto fue el punto más comentado. Según se conoció en el programa Puro Show, la tarjeta rondó los 100 dólares por persona, lo que equivalió a unos 130 mil pesos al cambio actual. Ese precio incluyó la barra libre durante toda la noche, pero de todos modos generó cuestionamientos sobre si una pareja del espectáculo debía exigir semejante gasto a sus propios invitados. “El lugar es como si te casaras en el 1800, mantiene todo el casco histórico y es el más exclusivo que hay allá en Córdoba”, describió el cronista que reveló la cifra.
Otro detalle que se difundió fue el costo del hospedaje. Para quienes quisieran quedarse a dormir en la estancia, el valor ascendió a 200 dólares la noche por persona. Esa suma dejó en evidencia que la estadía se reservó para pocos afortunados, lo que agregó un tinte elitista a la boda. “Si quiero yo el fin de semana ocupar una de estas habitaciones, me dijeron alrededor de 200 dólares la noche por persona”, sostuvo el periodista en el programa, marcando que no cualquiera podía acceder a semejante lujo.
En paralelo, Rocío Pardo ya probó su primer vestido de novia y compartió detalles en redes sociales, mientras que Cabré continuó con sus compromisos teatrales en Córdoba. Ambos buscaron mostrarse distendidos frente a las críticas, aunque las dudas sobre la decisión de cobrar el cubierto siguieron flotando. Entre colegas y fanáticos, la polémica opacó la expectativa de lo que debía ser una celebración soñada. Lo que para ellos representó organización, para muchos resultó una señal de distancia con la gente.
La cobertura mediática confirmó que parte del casamiento será visible para la prensa, ya que Rocío mantuvo una buena relación con periodistas cordobeses. Sin embargo, lo que se instaló en la discusión pública no fue el vestido ni la lista de invitados, sino la manera en que los novios planearon financiar su boda. La fecha quedó fijada y el evento se perfiló como uno de los más comentados del año, aunque el debate giró en torno a un solo tema: si Cabré y Pardo hicieron bien o mal en trasladar el costo de la fiesta a sus propios invitados.