Artículo extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista
A pesar de todos los anuncios del gobierno y de su retórica falsamente optimista, la violencia en el país no ha parado de crecer; sigue como antes, incontrolable y tiende a agravarse sin que se vea una salida clara ni una política adecuada para enfrentarla. El portal Ecuador en Llamas señala: La visibilización de la violencia criminal creció durante el mandato de Daniel Noboa (noviembre 2023 – abril 2025). Un indicador clave son los asesinatos múltiples, es decir, el evento con tres o más víctimas fatales en un mismo hecho. En el periodo analizado se contabilizaron 330 asesinatos múltiples a escala nacional1.
El 82% de las víctimas son gente inocente, y cínicamente se les denomina “víctimas colaterales”, se concentran en las provincias de la costa. Según el mismo portal, hemos entrado de lleno en la fase de “Expansión y consolidación del conflicto”, desde abril del 2024 hasta la fecha.
Frente a esta situación, junto a las soluciones exclusivamente armadas, el gobierno con la complacencia de la Asamblea Nacional, aprobó dos leyes, con las que pretende encontrar soluciones a la violencia descontrolada, la Ley de Solidaridad Nacional y la Ley Orgánica de Inteligencia.
Pero, esta Ley Orgánica de Inteligencia es un atentado contra las libertades básicas de los ecuatorianos y, en realidad, está pensada en controlar a los movimientos sociales y a la posibilidad de levantamientos populares contra el gobierno de Noboa, que tendrá las manos libres para perseguir, con total impunidad, a los líderes populares.
Todos los derechos a la comunicación, información e intimidad quedan en manos del gobierno, que no tiene que dar cuenta a nadie, ni necesita autorización judicial; más aún, el registro de las actividades amparadas por esta ley desaparecerá sin dejar rastro ni constancia. Para colmo de males, la Asamblea Nacional acaba de hacer un conjunto de reformas en las que incluye juzgar a los niños y adolescentes como adultos. ¿Qué clase de país somos si los niños no son protegidos y cuidados, sino vistos como delincuentes comunes?
Como parte de esta ofensiva contra la democracia, la mayoría parlamentaria de ADN, con la complicidad de la Revolución Ciudadana y de los seis asambleístas de Pachakutik que se les unieron, aprobaron las reformas al Código de la Democracia, especialmente con el cambio del método de asignación de escañas para la Asamblea Nacional. Ahora se ha pasado de un método que garantizaba la representación de las minorías, Webster, por el cálculo hecho con el de D ́Hondt que, como sabemos, les da más representación a los grandes partidos en detrimento de los pequeños y de las formaciones locales.
A la ofensiva política del gobierno se le suma el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Vivimos una fuerte contracción del consumo, que desciende un -5.3% y un incremento de 3.6% de los precios, lo que significa que los sectores populares compran cada vez menos, sobre todo aquellos insumos indispensables para la vida diaria, incluyendo la alimentación. Educación, salud y vivienda, hace rato ya fueron sacrificados por las políticas neoliberales.
El deterioro de la organización social va en aumento; los ataques a las organizaciones sindicales y el atropello de sus derechos son cosa de todos los días. La OIT, en su 113 Conferencia Internacional del Trabajo, llama la atención al Ecuador por la violación de los derechos laborales. Edwin Bedoya, presidente de la CEDOCUT, declaró: “Tras el triunfo de Noboa, aumentaron los despidos y la precarización. La tercerización sigue con el apoyo del Ministerio del Trabajo”.
¿Hacia dónde vamos? ¿Se puede ver una tendencia clara en el gobierno de Noboa? ¿Qué es lo que nos espera de ahora en adelante? ¿Estamos ante la profundización de las política neoliberales o se trata de algo más profundo, como un posible cambio de régimen? ¿Cuál es la situación del movimiento de masas ante esta situación?
La política implementada por el gobierno de Noboa en su primer período y los meses que lleva en este, configuran una tendencia autoritaria que se puede decir que con el triunfo y con la mayoría parlamentaria, se ha consolidado.
Esta tendencia es la imposición de un gobierno de derecha y autoritario, que no se detiene ante nada con tal de lograr sus objetivos. Las últimas leyes mencionadas, el cambio en el Código de la Democracia, la profundización de las soluciones exclusivamente militares contra la delincuencia, el ataque a cualquier oposición por pequeña que sea, el cerco en torno a los gobiernos autónomos descentralizados que no están de su lado, muestra de manera suficiente la orientación autoritaria que va en incremento en este gobierno. A lo que se debe sumar la total obediencia de Noboa a los designios imperialistas de Trump.
Los espacios democráticos se achican cada vez más, la prensa sigue secuestrada por los grandes empresarios que simplemente se hacen eco de las políticas gubernamentales, las libertas básicas y mínimas tiende a desaparecer, las posibilidades del derecho a la resistencia y a la movilización son cada vez más limitadas.
El campo popular se topa con la derrota del progresismo, al cual había apoyada en gran medida, hipotecando su independencia de clase; el deterioro político de Pachakutik con una parte de sus asambleístas poniéndose del lado del gobierno y avalando sus leyes más represivas y retrógradas, la dificultad en construir una verdadera alternativa desde las y los trabajadores, hacen que las posibilidades de resistencia y movilización sean bastante limitadas.
La unidad social y política de los movimientos sociales, especialmente de los trabajadores e indígenas, ha sido prácticamente imposible. El movimiento indígena ha prefirió la alianza con la Revolución Ciudadana y le dio la espalda a los demás movimientos sociales organizados.
Sin embargo, la unidad del campo popular es una exigencia para enfrentar al gobierno que ahora tiene todas las armas de su lado. Ningún sector social está libre de los embates represivos amparados por las nuevas leyes; por esto, nadie podrá resistir de manera aislada, confiando exclusivamente en su propia fuerza. Si la unidad de las organizaciones sociales sigue entrampada en los conflictos entre las dirigencias, especialmente aquellas que se oponen a un frente único con las organizaciones de los trabajadores, es hora de hacer un llamado a las bases, para lanzar la unidad tan necesaria desde abajo, con todos los que quieran unirse a la lucha contra el gobierno autoritario y sus políticas neoliberales.
Editorial del MRT de Ecuador
- http://www.llamasuce.com/ecuador-en-llamas ↩︎